A día de hoy, no es nada descabellado que muchas familias recurran a centros de la tercera edad en Valencia, Madrid o cualquier otra ciudad para poder hacerse cargo de sus mayores. Por desgracia, el ritmo de vida actual obliga a trabajar durante gran parte de la jornada, impidiendo dar abasto con todas las obligaciones en el hogar.

En estas residencias, además, las personas mayores estarán perfectamente atendidas, tanto en servicios como comodidades. Pero, ¿cómo elegir el centro más adecuado? ¿En qué hay que fijarse?

Lo primero que hay que comprobar de un centro de la tercera edad es la clase de profesionales cualificados que tendrá y el horario en el que estarán los mismos. ¿Cuántos médicos habrá en la residencia? ¿De qué equipamientos disponen? ¿Estarán cubiertas las 24 horas del día? Son tres de las preguntas más básicas y que permitirán tomar una decisión correcta.

Otro de los puntos positivos que hay que valorar en los centros de la tercera edad en Valencia, Madrid o cualquier otra ciudad es que no exista un límite en los horarios de las comidas. La razón no es otra que habitualmente las visitas de los familiares serán en estos momentos, único espacio diario en el que es fácil salir del trabajo.

También será muy positivo que la residencia permita libertad a la hora de salir con el residente durante el día, pudiendo ir a comer con la familia, amigos o acudir a determinadas citas en horario laboral. Disfrutar de los servicios de un centro de la tercera edad no implica estar encerrado ni privado de libertad.

Un aspecto a valorar de esta clase de centros es que en todo momento cuenten con el profesional adecuado para cada caso o problema de forma inmediata.
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Lo mismo que la capacidad de ofrecer a todos los familiares respuestas inmediatas ante cualquier duda que se pudiera tener. Así, no sólo han de destacar por la atención dada a los residentes, sino también a sus seres queridos. La comunicación debe ser un punto a cuidar para cualquier centro de la tercera edad.

En último lugar, será muy valorado que las residencias en Valencia, Madrid o cualquier otra ciudad no obliguen a una estancia mínima, independientemente de la época del año. Así, tampoco es conveniente que obliguen a pagar una estancia que no se está utilizando por parte del residente.